Novela 33 - Cuando el Coyote avisa

NÚMERO: 33 

TÍTULO: CUANDO EL COYOTE AVISA  

SINOPSIS: Continua el conflicto entre los agricultores de Valle Naranjos y los mineros de Peñas Rojas. Un joven historiador que quiere conocer la vida de California termina por ser socio de Valle Naranjos por lo que su vida corre peligro desde el mismo momento en que los mineros tratarán de matar a todos los socios de Valle Naranjos. 

PERSONAJES:  
+: César de Echagüe, Ricardo Yesares, Luis Borraleda, John Quincy Wrey Brutton, June Symes. 
- : Mark Halpen, Tom Reeves, Tex Jewell. 

FRASE: Cuando me llame mentiroso dígalo sonriendo, señor. 

CITAS: No se puede avanzar sin hacer ruido. Uno debe sentarse a la puerta de su casa y desde allí ver cómo algún día pasa el cadáver de su enemigo. Cuando un barco se hunde, las ratas abandonan el barco. 

VALORACION:

OPINIÓN: Es una novela inacabada, ya que se completa con la siguiente. La trama es la misma que existía en “Rapto”: Los conflictos entre mineros y agricultores. 

OBSERVACIONES: Intervienen personajes que ya aparecieron en anteriores novelas de el Coyote. Así Luis Borraleda, el gobernador de California, ya aparecía en las novelas “Otra Lucha” y “El final de la lucha”, mientras que Justo Hidalgo es uno de los personajes de “Los jarrones del virrey”. Es la continuación de la anterior novela del Coyote “Rapto” y continuará en la siguiente “Cuando el Coyote castiga”. 

CAPÍTULOS: 
1.- Un mensaje del Gobernador. 
Don César recibe una carta del gobernador de California, Luis Borraleda, en la que le aconseja vender su participación en Valle Naranjos para evitarse problemas. Por la tarde va a visitar a César don Justo Hidalgo, quien le comenta que los mineros de Peñas Rojas van a comenzar con la explotación de la mina que se encuentra situada por encima de Valle Naranjos. Si se explota la misna, los naranjos se verían muy perjudicados. 
2.- Un historiador llega a Los Ángeles. 
Llega a Los Ángeles John Quincy Wrey Brutton, un joven historiador que quiere conocer las costumbres y la vida en el Oeste. Un franciscano amigo de don César le pide que le ayude en su labor por conocer California. El historiador pronto se da cuenta de que la idea que tenía de California no se corresponde mucho con la realidad. Don César le invita a ir con él y otros socios de Valle Naranjos hacia eñas Rojas.
3.- Los amos de Peñas Rojas. 
Los representantes de Valle Naranjos, don César, Justo Hidalgo, Richard Merrish y George Dallas se dirigen hacia Peñas Rojas para hablar con los mineros, acompañados por John Quincy Wrey Brutton. Antes se pasan por Alamitos para hablar con el sheriff, Elías Symes, quien no se muestra dispuesto a actuar a favor de los agricultores. En Peñas Rojas, el encargado de la explotación minera, Mark Halpen, se muestra hostil y ofrece a don César comprarle sus tierras. 
4.- Por una mujer. 
Los representantes de los agricultores vuelven a Alamitos. Don César y el historiador presencian una pelea entre un minero, Tom Reeves y una joven camarera que resulta ser la hija del sheriff, June Symes. John Quince interviene defendiendo a la joven de la que se siente atraido. El historiador decide comprarle las tierras que don César tiene en Valle Naranjos. 
5.- Una visita nocturna. 
John Quincy se instala en su habitación del Rancho de San Antonio. Cuando se disponía a dormir el Coyote aparece justo a tiempo de impedir que Tom Reeves asesine al joven. El Coyote envía al cadáver de Reeves de vuelta al campamento de los mineros. Mark Halpen recibe un primer aviso del Coyote. 
6.- Trágico viaje. 
Otros representantes de los agricultores se dirigen hacia Sacramento para comprobar las autorizaciones para la explotación de la mina de Peñas Rojas. A mitad de camino unos bandidos interceptan la diligencia y asesinan a los agricultores que en ella iban. 
7.- Un encuentro en Alamitos. 
John Quincy va hacia Alamitos para asegurarse de la muerte de Reeves. El sheriff, en agradecimiento por haber ayudado a su hija el día anterior, le avisa de que a la salida de la taberna seis hombres piensan matarle. Un pistolero tejano, Tex Jewell, le ofrece que renuncie a sus tierras a cambio de no matarle. 
8.- Un hombre de Boston. 
El historiador decide plantarle cara a los pistoleros. Cuando parece que Tex Jewell le mataría, aparece June Symes para ayudarle y ofrecerle protección en la oficina del sheriff. 
9.- Ultimátum. 
Los mineros tienen sitiados al sheriff, su hija y al herido John Quince. Les dan un ultimátum para que el historiador salga de la cárcel. Cuando está a punto de cumplir el plazo aparece el Coyote en la cárcel. 
10.- El aviso del Coyote. 
El Coyote se hace pasar por el historiador y sale en medio de la oscuridad de la cárcel, mientras que los demás sitiados abandonan la cárcel por la parte trasera, aprovechando la confusión. El pistolero Tex se da cuenta muy tarde de que está enfrentándose al Coyote y recibe un mortal disparo. Los demás abandonan la lucha cuando descubren la identidad del adversario. El Coyote deja un segundo aviso para Mark Halpen. 

APORTACION ADICIONAL: 

La fiebre del oro 

La Fiebre del Oro cambió radicalmente la economía de California y trajo una selección de profesionales, entre los que se incluían especialistas en metales, mercaderes, doctores, y abogados que complementaban a los numerosos mineros, dueños de salones, apostadores, y prostitutas. Un periódico de San Francisco afirmaba que ‘¡Todo el país resuena con el sórdido grito de oro! ¡Oro! ¡Oro! Mientras los campos son abandonados a medio cultivar, las casas a medio construir, y todo ha quedado en el olvido a excepción de las fábricas de las palas y los picos’. La fiebre del oro fue una aflicción que se esparció por todas las clases. 

El extraordinario tamaño de los primeros descubrimientos (pepitas de más de 20 libras, 9.1 kg.), y la abundancia de oro en la superficie ayudan a explicar ese fervor irracional. A medida que llegaban cientos de personas, cada vez menos mineros lograban tener fortuna, y la mayoría terminaba exhaustos y quebrados. La mayor parte de los descubrimientos de la fiebre del oro se lograron por medio de la minería de superficie, que consistía en el hallazgo de pepitas o granos salidos de la roca por erosión y llevados a través de las corrientes fluviales. Esto era relativamente más fácil y requería un capital más chico que la minería tradicional. Más de 250,000 mineros encontraron más de $200 millones de dólares en oro durante los cinco años de la Fiebre del Oro de California. 

Los campamentos se esparcieron desde el norte hasta el sur del río Americano y hacia el este en las Sierras. En pocos años, casi todos los mineros independientes fueron desplazados, ya que algunas empresas compraron las minas y pagaban salarios muy bajos. A medida que el oro era cada vez más difícil de encontrar y de extraer, algunos buscadores individuales empezaron a trabajar con pandilleros y con maquinarias. Sin embargo, las minas más grandes causaban gran daño ambiental. En las montañas predominó la minería de excavación, lo cual produjo grandes cantidades de desechos. Los mineros independientes comenzaron a irse de California en 1850, momento en que surgieron nuevos yacimientos en Nevada, Idazo, Montana, Arizona, Nuevo México y Colorado. 



Los chinos fueron la excepción. Después de que los buscadores blancos abandonaran la áreas de minería de superficie, muchos mineros chinos tomaron esos lugares e intentaron hacer que funcionaran de nuevo. Grandes masas de gente fueron cambiando de un punto al otro, repitiendo el ciclo ‘de crecimiento y explotación’, que a menudo dejaba pueblos fantasmas y tierras arruinadas. El descubrimiento del Filón Comstock –que tenía grandes cantidades de plata-, resultó en el surgimiento de las ciudades de Virginia, Carson City y Silver City. La riqueza de plata, más que la del oro, aceleró la maduración de San Francisco en 1860 y ayudó al surgimiento de algunas e sus familias más ricas. 

Luego de los descubrimientos de California y Nevada, los mineros dejaron aquellas áreas y fueron a buscar oro en las Rocallosas y en el sudoeste. Pronto descubrieron oro en Colorado, Utah, Arizona, Nuevo México, Idazo, Montana, y Dakota del Sur. Deadwood, en Dakota del Sur, era el pueblo de oro arquetípico, fundado en 1875. En 1876, Wild Hill Hickok, acompañado por Calamity Jane, llegó al pueblo, aceptó el trabajo de comisario, y se enfrentó con los problemas típicos: apostadores, borrachos, prostitutas, y los ciudadanos en general. 

Tombstone, Arizona, era otra ciudad minera importante. Allí descubrieron plata en 1877, y para 1881 el pueblo llegó a tener una población de más de 10,000 personas. Wyatt Earp y sus hermanos Virgil, James, Warren y Morgan llegaron en 1880 y se vieron muy involucrados en el activismo republicano, lo salones y las inversiones en bienes raíces. Virgil pasó a ser el comisario después de que mataran al anterior. Sin embargo, los Earps tuvieron que enfrentarse con los Clantons y los McLaurys, rancheros pendencieros que buscaban problemas. El tiroteo más famoso del Lejano Oeste fue el de O.K. Corral, pero no favoreció a ningún grupo, aunque muchos Clantons y McLaurys murieron. Tras los disturbios Virgil sobrevivió a un intento de homicidio y Morgan Earp fue asesinado. Wyatt se fue de Tombstone por una orden de arresto y pasó por California, Colorado, Idazo, Arizona, y Alaska. Durante su vejez se dedicó a ser asesor de películas western, lo cual ayudó a asegurar su estatus legendario. 

A medida que el oro y la plata se terminaban, los mineros experimentados comenzaron a trabajar gradualmente como mineros industriales, trabajando con hierro, cobre, carbón y otros depósitos minerales que propiciaron el crecimiento de la economía nacional. Trabajar en las minas profundas era muy peligroso. Las temperaturas podían exceder los 150ºF (66ºC), muchos murieron por golpes de calor. La escasa ventilación concentraba dióxido de carbono, polvo, y otros compuestos que causaban fuertes jaquecas y mareos. Los accidentes, las explosiones prematuras, y los derrumbes eran comunes y mortales. Alrededor de la mitad de los mineros sufrían enfermedades pulmonares. En las minas de rocas duras, los accidentes herían a 1 de cada 30 mineros y mataban a 1 entre 80, los índices más altos de la industria norteamericana. 

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