Novela 102 - El ahijado de don Goyo



NÚMERO: 102

TÍTULO: EL AHIJADO DE DON GOYO

SINOPSIS: Don Goyo considera preparado a Pepito Aznar para que vengue la muerte de su padre. Sin embargo, el joven no siente deseos de emprender la venganza. La actuación del Coyote, conjuntamente con un colaborador, sustituye al joven en su empresa.

PERSONAJES:
+:
César de Echagüe, los Lugones, Fred Blazer
-: Nick Chain, Nadeau, Keller, Mascarott

FRASE:

  • Desconfío de los hombres honrados.

CITAS:
  • Escapar de la sartén para caer al fuego
  • El que a plomo mata, a plomo muere
  • No hay peor cuña que la de la misma madera

VALORACION: 7

OPINIÓN:
Es la típica trama de venganza dividivida en varias novelas que nos gustan a los amantes de las novelas de Oeste.

OBSERVACIONES: Es la continuación de “El mensajero del Coyote” y seguirá con “Las angustias de don Goyo”. Aparece un antiguo enemigo y posterior colaborador del Coyote, “Diamantes” Wardell.

CAPÍTULOS:
1. Un pueblo tranquilo
En el pueblo de Las Lunas pide una habitación Fred Blazer. Antes de subir a su habitación le detiene un agente de un servicio secreto con la intención de llevarse detenido a Blazer. Don César presenció la llegada de los dos hombres.
2. Un amigo inesperado
Los colaboradores del Coyote liberan a Fred Blazer y lo llevan ante el Coyote. Éste le ofrece colaborar con él para perseguir a los asesinos de Jesús Aznar ayudando a vengarse a su hijo. Con tal fin le ofrece una nueva identidad y le ofrece el puesto de sheriff de Potrero.
3. El pastor de ovejas
El hijo de Jesús Aznar, Pepito Aznar ya tiene edad para vengar a sus padres. Estando bajo la tutela de Don Goyo y siendo entrenado por Benito Caldera, uno de los miembros de la banda de Murrieta. Sin embargo, a pesar de que estar entrenado en el uso de las armas, Pepito no tiene ansias de venganza.
4. Un hombre llega a Potrero
Fred Blazer llega a Potrero bajo su nueva identidad: Frank Benton. Cuando trata de buscar alojamiento descubre que hay muchos casos de extorsión en el pueblo. Por una parte cobran un impuesto a los comerciantes para que no los maten o incendien sus negocios. También consigue la Compañía de Ferrocarril apropiarse de terrenos utilizando métodos abusivos frente a sus legítimos propietarios.
5. Dejadle morir en paz
El campesino Bibiano Palazuelos se niega a venderle a Nick Chain sus tierras. Tras algunas amenazas Nick mata al campesino. Frank Benton se enfrenta a Nick desarmándole y llevándole a la cárcel de la cual sale muy pronto por las influencias de su jefe. En el pueblo de Potrero se respira el temor de los ciudadanos ante las injusticias que se han impuesto.
6. La compasión de una mujer
Frank Nadeau, de la Compañía de Ferrocarriles, se declara a Rosita Castañeda que perseguía a Frank Benton para vengar la muerte de su padre. Ella acepta más por compasión que por amor.
7. Desconfío de los hombres honrados
Frank Benton se cita con Keller y Nadeau de la Compañía para proponerles un plan. Él se ofrece como comisario de Potrero a cambio de un sueldo aparentando ser enemigo de la Compañía. Sin embargo, encontrarán en él a un colaborador. Los representantes de la Compañía dicen que se lo pensarán.
8. Comisario de Potrero
Don César llega a Potrero. Allí se encuentra con algunos ciudadanos que están hartos de ser oprimidos por la Compañía. Estos llegan a la conclusión de qué sería ventajoso para ellos nombrar comisario de Potrero a Frank Benton.
9. La mano dura del comisario
Nadeau le pide al nuevo comisario que imponga una orden en Potrero que prohíba llevar armas de fuego. Benton lo hace a pesar de saber que se pone en un aprieto. Se ve forzado a matar a Chain por no querer cumplir la norma. Rosita Castañeda se acerca a la comisaría para hablar con Benton. Sabe que es Fred Blazer. Se lo ha comunicado el Coyote en un escrito en el cual le pide que colabore con él. Fred Blazer le cuenta a Rosita todos los detalles del día en que murió su padre. Ella le cree. Trata de resolver el misterio en torno a la muerte de su padre y la pepita de unas joyas que tenía depositada el banquero.
10. Un regalo para “Diamantes” Wardell
Frank Nadeau envía unos diamantes a “Diamantes” Wardell. Mientras Frank Benton descubre que la Compañía se hacía con las tierras de los campesinos que firmaban sin saberlo documentos en blanco que después se terminaban de rellenar como si fueran un documento de venta de las tierras. Mientras, llegan al poblado don César y don Goyo. Don César tratará de actuar en favor y en lugar del ahijado de don Goyo.
11. El drama y sus personajes
Se prepara una cena a la que acudirán Rosita, el comisario, Keller, Nadeau y posiblemente el señor Mascarott. Este último se retrasa. En cambio llega el señor de la estafeta de correos que les entrega un paquete. Nadeau reclamó la devolución del paquete que les envió a Wardell. Desde la puerta la voz correspondiente al Coyote le indica que abra el paquete. Se comprueba que son las joyas que buscaba Rosita. Keller, ciego de odio, al comprobar que Nadeau se quedó con las joyas sin decirles a ellos nada le dispara a su cómplice antes de recibir él mismo un balazo. El Coyote deja encima de los dos cadáveres el cuadro de los asesinos de Jesús Aznar iniciando así la serie de venganza.
12. Las alegrías de don Goyo
Don Goyo está exultante al ver que ha comenzado la venganza de Jesús Aznar que el atribuye a su ahijado.


APORTACIÓN ADICIONAL:
Forajidos de Leyenda
En la siguiente web he encontrado una estupenda recopilación de los principales forajidos del Viejo Oeste, que a su vez se ha sacado del estupendo libro de la editorial Nowtilus "Pistoleros y forajidos" de Gregorio Doval.

Billy el Niño 
Se le adjudican veintiuna muescas en el revólver durante veintiún años de vida, lo que ha convertido su mote en sinónimo de ciego desenfreno juvenil. En realidad, el neoyorquino William Henry McCarthy fue un huérfano que comenzó a robar para alimentar a su hermano, que mató por vez primera en defensa propia y que labró su notoriedad pistolera como miembro de “los reguladores”, una de las dos milicias que se enfrentaron en el Nuevo México de 1878 por el control del negocio del ganado. Escapó de la cárcel en numerosas ocasiones e incluso anduvo en tratos con el gobernador Lewis Wallace (quien por entonces redactaba el Ben-Hur que le daría fama literaria) a fin de conseguir el indulto, pero el peso de la ley acabó por aplastarlo. Y lo hizo en la figura del sheriff Pat Garrett, un viejo amigo que no tuvo reparos a la hora de colarse en la habitación de su hacienda y descerrajarle tres tiros, sin mediar palabra y sin perdón, a la que el muchacho asomó por la puerta. Butch Cassidy Mormón del estado de Utah, Robert LeRoy Parker se ganó el apodo trabajando en la adolescencia como “butcher” (esto es, carnicero). Aprendió el oficio de asaltador de trenes y bancos con los hermanos McCarty y, tras pasar dieciocho meses en prisión, lo llevó a esplendores casi inéditos en sociedad con los miembros del Grupo Salvaje en general y con The Sundance Kid en particular. Junto a este último escapó a la presión de la agencia de detectives Pinkerton instalándose en Río Blanco, Argentina, allá por 1901. Pero la pareja no pudo con su sino y, durante los siguientes años, robaron y cabalgaron juntos a lo largo y ancho del continente sudamericano. Así llegó el día de noviembre de 1908 en que, sitiados en una cabaña por la policía boliviana, el primero recibía un tiro en la frente y el segundo optaba por pegarse otro en la sien. La ausencia de tumbas conocidas y las declaraciones de familiares y amigos, no obstante, dieron pie a una leyenda según la cual Butch y Sundance regresaron a Estados Unidos para vivir en paz el resto de sus días. Los hermanos Dalton De los quince hijos que tuvieron Lewis Dalton y Adeline Younger, trece sobrevivieron a la infancia y cuatro, los más pequeños, se dieron al crimen tras constatar lo mal pagada que estaba la estrella de marshal. Bob era de lejos el más violento, pero Grat protagonizó la más célebre anécdota referida al clan cuando escapó de dos agentes de la ley saltando a aguas del río San Joaquín por la ventana de un tren en marcha. Los ferrocarriles, en efecto, se les daban de fábula (en 1891 llegaron a asaltar tres en Territorio Indio), pero el ego los llevaría a cometer dos errores –por lo menos, uno doble-. En octubre de 1892, la banda se presentó en Coffeyville, Kansas, con la intención de atracar simultáneamente los dos bancos de la localidad. Pese a las barbas postizas con que habían disimulado su identidad, un vecino los reconoció. Y el tiroteo consiguiente dejó a un único Dalton con vida, Emmett. Malherido (recibió veintitrés balazos), fue condenado a cadena perpetua; cumplió catorce años a la sombra y se mudó a Hollywood, donde ejerció de asesor de películas del Oeste hasta que llegó su hora, en 1937. Wyatt Earp Tombstone, Arizona, octubre de 1880. Un tiroteo de treinta segundos a la vuelta del corral O.K. se salda con el siguiente parte: por el bando de los Clanton, tres muertos y dos huidos; por el de los Earp, tres heridos (Morgan, Virgil y Doc Holliday) y un hombre en pie, Wyatt, su sombra proyectándose de forma casi mítica sobre la tradición de los servidores de la ley. Cazador de búfalos y de recompensas, en 1876 había acabado ya con los seis pistoleros que asolaban Dodge City. Credenciales que, al mudarse a Tombstone atraído por el bum minero que vivía el lugar, le permitieron “colocar” a su hermano Virgil como marshal mientras él se embolsaba 1.000 dólares semanales como dueño de una sala de juego. Tras el duelo con los Clanton, regentó un saloon en San Francisco, crió purasangres en San Diego, se mudó a Alaska durante la fiebre del oro y llegó a Hollywood a tiempo de que un joven actor llamado John Wayne lo tomara como modelo para sus primeros papeles. Murió a los 81 años a causa de la cistitis. John Wesley Hardin Hijo de un predicador de Bonham, Texas, fue un fanático sudista y racista convencido de que las cuarenta personas a las que asesinó eran “encarnaciones del demonio”. La primera de sus víctimas fue un antiguo esclavo que cometió la osadía de tocar las bridas de su montura; la más recordada, en cambio, un hombre blanco cuyos ronquidos en la habitación de al lado le impedían conciliar el sueño. Antes de ser detenido por los rangers, tuvo tiempo de casarse, concebir cuatro hijos e intentar sentar la cabeza como dueño de un saloon de Alabama. De hecho, dedicó sus dieciséis años en la cárcel a estudiar Teología y Leyes, de modo que, una vez libre, se fue a El Paso para intentar ganarse la vida como abogado. Y en esas estaba cuando el cuatrero británico John Selman saldó una disputa previa disparándole por la espalda. Wild Bill Hickok Como tantos otros aventureros de la frontera, James Butler Hickok fue víctima de la notoriedad que él mismo había fomentado a base de arrojo, sí, pero también de un cierto apego a la exageración. Granjero de Illinois hasta los 19, pasó a conducir diligencias y se ganó el apodo de “salvaje” tras matar a un oso armado únicamente con un cuchillo. Como agente de policía en Nebraska, acabó él solito con tres miembros de la banda McCanles. Fue espía del ejército de la unión, correo del Séptimo de Caballería bajo las órdenes de Custer, sheriff y marshal. Y todas esas peripecias las contó y decoró en una famosa entrevista con Henry Morton Stanley. Las deudas de juego le forzaron a participar en el espectáculo “Exploradores de las Llanuras” de su amigo Buffalo Bill y, en 1876, cabalgaba hacia Deadwood, Dakota del Sur, para ganarse un puñado de dólares en sus efervescentes salones. Por desgracia, los truhanes del lugar desconfiaron de tan lúdica voluntad y, el 2 de agosto, Nariz Ganchuda McCall le pegó un tiro en la nuca mientras jugaba una partida de póquer. Las cartas que Wild Bill sostenía en ese momento, dos ases y dos ochos, se conocen desde entonces como “la mano del muerto”. Doc Holliday Un oficio, una enfermedad y la pasión de los fuertes marcaron la breve existencia de John Henry Holliday. Doctorado en Odontología en Filadelfia, la tuberculosis lo obligó a poner rumbo al seco y caluroso Oeste, donde se dio al juego con la fruición de quien es consciente de tener los días contados. Trabó amistad con Wyatt Earp en Fort Griffin, Texas, y a su lado se mudó a Tombstone, donde participaría tanto en el duelo al sol del corral O.K. como en la catarata de venganzas que siguió al asesinato de Morgan Earp. Falleció en un hotel de Glenwood Springs a los 36 años, tras pedir un vaso de whisky, mirándose los pies desnudos, divertido ante el hecho de que un pistolero tan rápido pero falto de puntería como él fuera a morir sin las botas puestas. Jesse James En 1864, el adolescente Jesse, su hermano mayor Frank y el clan Younger (primos segundos de los Dalton, por cierto) se unieron a la guerrilla confederada de Bloody Bill Anderson. Y tan despiadada resultó su trayectoria que, al acabar la guerra, todos ellos fueron excluidos de la amnistía general. De ese modo nació una carrera delictiva que, convenientemente amplificada gracias a la correspondencia que Jesse mantenía con el director del Kansas City Times, generó un botín millonario y una leyenda de “Robin Hood del Oeste” que poco y nada respondía a la realidad. La simpatía popular, no obstante, creció incluso cuando la agencia Pinkerton mató al hermanastro de los James y dejó lisiada a su madre haciendo estallar una bomba incendiaria en el domicilio familiar. El atraco fallido al First National Bank de Northfield, Minesota, representó en 1876 el principio del fin de la banda. Seis años más tarde, Jesse era ejecutado por la espalda a manos de su amigo Bob Ford. Y es que su muerte tenía un precio: 10.000 dólares. Calamity Jane Tras el fallecimiento de sus padres, Martha Jane Canary-Burke se vio obligada a ejercer de cocinera, niñera, bailarina, lavaplatos, camarera, arriera y prostituta a fin de alimentar a sus seis hermanos menores. Currículo que siguió engordando durante la construcción del Union Pacific (pasa por ser la única mujer que trabajó en el ferrocarril), como exploradora del ejército y como actriz en el espectáculo del Salvaje Oeste de Buffalo Bill. “Calamidad” era aquello a lo que se exponían los hombres que la ofendieran, pero Juanita tenía buen corazón y tan pronto salvaba a los pasajeros de una diligencia de un ataque indio como se arremangaba las enaguas para atender a los enfermos de la epidemia de viruela que asoló Deadwood. En esa ciudad precisamente había conocido a Wild Bill Hickok, el gran amor de su vida, junto a quien acabaría yaciendo a los 51 años por culpa de una neumonía. Ben Thompson Nacido en Inglaterra, Benjamin Thompson emigró a los horizontes lejanos de Austin, Texas, a los 9 años. Su padre, que había sido carne de taberna, se convirtió pronto en carne de saloon, por lo que Ben no tuvo más remedio que salir a la calle para alimentar a su familia. Allí aprendió a pelear (mató a su primer hombre en un duelo de cuchillos), a jugar y a disparar con tal destreza que, en 1875, el New York Sun envió a un periodista a estudiar su técnica con la pistola. Fue teniente en el ejército del emperador Maximiliano de México y marshal en Austin; además, sus balas permitieron rescatar a cinco muchachas blancas secuestradas por una partida india. Centauro del desierto lo mismo que jugador, fue asesinado mientras entraba al Vaudeville Theatre de San Antonio el 11 de marzo de 1884. El día de su multitudinario entierro, por cierto, se descubrió que llevaba años manteniendo económicamente a un grupo de huérfanos.

Fuente: Que-Leer.com

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