TÍTULO: EL HOMBRE DE NINGÚN SITIO
SINOPSIS: Una joven mujer que se preocupa por su padre que es enviado a la cárcel, un banquero que presiona a la joven para que pague las deudas de su padre, un forastero que ayuda a la chica y el hijo del banquero que no es lo que parece. En medio de todo esto, el Coyote que se encontrará en una situación delicadísima.
PERSONAJES:
+: César de Echagüe, Guadalupe Martínez, Pedro Bienvenido.
-: Bob Libby
FRASE:
- ¿Me permiten que me retire? Empiezo a sentirme en mala compañía.
CITAS:
- Todo lo bueno es caro.
- Los errores más graves se comenten al impulso de una buena intención.
- Un árbol joven se dobla sin dificultad. Más grande es más probable quebrarlo.
- Para evitar una negativa lo mejor es no pedir.
- Perder un ojo si a cambio el prójimo queda ciego.
VALORACION: 8
OPINIÓN: Después de varias novelas que me han parecido algo más aburridas vuelve una historia trepidante con un final que te deja sin aliento. Imposible no buscar el desenlace en la siguiente novela.
OBSERVACIONES: Esta novela continúa con “El Cobra vuelve”.
CAPÍTULOS:
1. El asesinato es siempre un delito.
Lola Merlon se presenta ante don César y le transmite sus preocupaciones por su padre, ya que sabe que está pasando por algún problema grave. Además sospecha que ha pedido dinero prestado pero no sabe el motivo ni quién le habrá prestado. Don César sabe que Frank Merlon es un antiguo tahúr que ha matado a un hombre porque le llamó tramposo y está pendiente de juicio. Después de irse Lola aparece Robert Libby, Bob, el hijo del banquero que prestó dinero a Frank. Bob dice estar enamorado de Lola y desea ayudarla para lo cual le ofrece a don César unas acciones en venta.
2. Diez años no son muchos años. En el juicio contra Frank Merlon se le termina acusando de homicidio por lo que debe de cumplir 10 años de trabajos forzados en el penal de San Agapito. Le pide a su hija que no venda las tierras.
3.- La moraleja de una fábula.
Don César comparte diferentes puntos de vista con su hijo acerca de la preparación de éste para enfrentarse con los peligros que se encontrará en el mundo. Tras la disputa, Guadalupe le pide a su marido que permita que su hijo trace su propio camino y no lo vea como una competencia.
4.- Una hipoteca y algo más.
Lola llega al banco del señor Libby, quien le dice a Lola que tiene que pagar unos 13.000 dólares o no renovará la hipoteca y se queda con su hacienda. Bob se enfada con su padre por la forma que ha tenido de tratar a Lola y por oponerse a su relación con ella. Después llega un extraño forastero al banco con la intención de invertir un dinero. El banquero le ofrece las tierras de Lola, la Hcienda del Hidalgo.
5.- Una compra a largo plazo.
Bob Libby le pide a don César que le compre unas acciones del a Unión Pacific para poder ayudar a Lola. En una reunión del patronato de las Escuelas Católicas de Santa Rosa deciden expulsar a Lola Merlon como maestra de la escuela por los pecados de su padre. Lola hace pública una nota de su padre en la que le vende al señor Libby unas cartas marcadas.
6.- Merodeadores nocturnos.
El forastero, Don Stice, comprueba como el banquero, Edward Libby ha entrado en la Hacienda del Hidalgo y se ha llevado algo por la noche. Cuando Stice trata de enfrentarse al banquero se lo impide el Coyote, quien le deja inconsciente.
7.- El nuevo propietario.
El señor Libby traspasa la propiedad de la hacienda del Hidalgo a Stice ante el asombro y enfado de su hijo que trataba de pagar él la hipoteca de la Hacienda, supuestamente para favorecer a Lola. En el camino hacia la Hacienda, Bob trata de asesinar a Stice para hacerse con los papales de la propiedad de la hacienda, pero el Coyote se lo impide.
8.- En el rancho del Hidalgo.
Spice se presenta ante Lola y le devuelve la hipoteca. Le comenta que es la devolución de un favor que un día su padre le hizo al jefe de Spice.
9.- Llega un mejicano.
El Coyote visita al señor Libby, que se encuentra en una delicada situación ya que sus clientes desean retirar el dinero del banco al hacerse público que es un tramposo jugando a las cartas. Su última posibilidad es que don César le compre unas acciones de la Unión Pacific. Bob Libby llega a su casa silenciosamente y escucha a su padre hablando con una persona. Reconoce la voz de don César, quien comenta que Bob debe de casarse con Paquita y que su hermano Sonora le obligara a ello. Bob tratará de asesinar a Sonora a quien esperará en el camino al Rancho de San Antonio.
10.- De noche todos los gatos son pardos.
Cuando Bob ve a un jinete vestido a la moda mejicana dirigirse durante la noche hacia el rancho de San Antonio, le dispara. Se da cuenta que no ha disparado sobre Sonora sino sobre el Coyote, quien yace inconsciente en el suelo. Tratará de quitarle la máscara para descubrir su identidad.
APORTACION ADICIONAL:
La economía de EE.UU. a finales del siglo XIX
El hecho más sobresaliente de la historia económica de los Estados Unidos a fines del siglo XIX y en el período del imperialismo es el aceleramiento de su industrialización. En el tiempo citado los Estados Unidos atravesó un auge industrial, colocándose a fines del siglo XIX a la cabeza del mundo por el volumen de la producción de su industria.
¿Cómo ocurrió este ‘milagro americano’?
El auge industrial de los Estados Unidos se basó, en medida considerable, en los recursos económicos de otros países. Numerosos inventos técnicos de origen europeo: ingleses, alemanes, rusos, etc., fueron aprovechados en ese país. Además se llevó a cabo una amplia utilización de capitales extranjeros.
Otro aspecto importantísimo en el que se apoyó los Estados Unidos para montar su industria fue el uso de mano de obra extranjera. Los Estados Unidos montaron su industria apoyándose en los recursos humanos del mundo entero. Entre 1850 y 1880, la inmigración a Estados Unidos fue muy intensa, y se mantuvo a un nivel constante. Cada decenio llegaron unas 2.500.000 personas. Durante los últimos 40 años del siglo XIX entraron más de 14 millones de inmigrantes.
Los progresos industriales de los Estados Unidos se basaron también en el factor geográfico. La extraordinaria longitud del litoral marítimo, que alcanza cerca de 18.000 millas, ofrecía numerosas ventajas al desarrollo de la navegación, de la pesca, el comercio exterior, etc.
También los recursos minerales de los Estados Unidos eran enormes y diversos. Había ricos yacimientos de carbón, de petróleo, de hierro, de cobre, de plomo, de zinc, de fosfato, de sal, de piedra, de arcilla y de azufre.
La culminación de la guerra civil (1861-1865) tuvo una influencia decisiva en el desarrollo industrial de Estados Unidos. Esta contienda imprimió un fuerte impulso a la industria, provocando una fuerte demanda de numerosas mercancías y un alza vertical de los precios.
En el fomento de la industria de los Estados Unidos se notó la activa influencia de la especialización de las empresas y de los obreros, que adquirió mayores proporciones que en otros países.
Ahora bien, lo que asumió proporciones verdaderamente extraordinarias fue la explotación de los obreros. El sistema explotador implantado en la industria estadounidense significo para los fabricantes más que las minas de oro en California. Jamás la expoliación de los trabajadores llegó al grado de los Estados Unidos. Lo atestigua el aumento de la intensidad del trabajo, de tres a cinco veces superior al de los restantes países.
En cuanto a las variadas expresiones del auge industrial estadounidense, la más exitosa fue la construcción de ferrocarriles, que alcanzó proporciones astronómicas. En 1900, los Estados Unidos disponían ya de una red ferroviaria con más de 300.000 kilómetros de vías.
Fuente: María Linares
OPINIÓN: Después de varias novelas que me han parecido algo más aburridas vuelve una historia trepidante con un final que te deja sin aliento. Imposible no buscar el desenlace en la siguiente novela.
OBSERVACIONES: Esta novela continúa con “El Cobra vuelve”.
CAPÍTULOS:
1. El asesinato es siempre un delito.
Lola Merlon se presenta ante don César y le transmite sus preocupaciones por su padre, ya que sabe que está pasando por algún problema grave. Además sospecha que ha pedido dinero prestado pero no sabe el motivo ni quién le habrá prestado. Don César sabe que Frank Merlon es un antiguo tahúr que ha matado a un hombre porque le llamó tramposo y está pendiente de juicio. Después de irse Lola aparece Robert Libby, Bob, el hijo del banquero que prestó dinero a Frank. Bob dice estar enamorado de Lola y desea ayudarla para lo cual le ofrece a don César unas acciones en venta.
2. Diez años no son muchos años. En el juicio contra Frank Merlon se le termina acusando de homicidio por lo que debe de cumplir 10 años de trabajos forzados en el penal de San Agapito. Le pide a su hija que no venda las tierras.
3.- La moraleja de una fábula.
Don César comparte diferentes puntos de vista con su hijo acerca de la preparación de éste para enfrentarse con los peligros que se encontrará en el mundo. Tras la disputa, Guadalupe le pide a su marido que permita que su hijo trace su propio camino y no lo vea como una competencia.
4.- Una hipoteca y algo más.
Lola llega al banco del señor Libby, quien le dice a Lola que tiene que pagar unos 13.000 dólares o no renovará la hipoteca y se queda con su hacienda. Bob se enfada con su padre por la forma que ha tenido de tratar a Lola y por oponerse a su relación con ella. Después llega un extraño forastero al banco con la intención de invertir un dinero. El banquero le ofrece las tierras de Lola, la Hcienda del Hidalgo.
5.- Una compra a largo plazo.
Bob Libby le pide a don César que le compre unas acciones del a Unión Pacific para poder ayudar a Lola. En una reunión del patronato de las Escuelas Católicas de Santa Rosa deciden expulsar a Lola Merlon como maestra de la escuela por los pecados de su padre. Lola hace pública una nota de su padre en la que le vende al señor Libby unas cartas marcadas.
6.- Merodeadores nocturnos.
El forastero, Don Stice, comprueba como el banquero, Edward Libby ha entrado en la Hacienda del Hidalgo y se ha llevado algo por la noche. Cuando Stice trata de enfrentarse al banquero se lo impide el Coyote, quien le deja inconsciente.
7.- El nuevo propietario.
El señor Libby traspasa la propiedad de la hacienda del Hidalgo a Stice ante el asombro y enfado de su hijo que trataba de pagar él la hipoteca de la Hacienda, supuestamente para favorecer a Lola. En el camino hacia la Hacienda, Bob trata de asesinar a Stice para hacerse con los papales de la propiedad de la hacienda, pero el Coyote se lo impide.
8.- En el rancho del Hidalgo.
Spice se presenta ante Lola y le devuelve la hipoteca. Le comenta que es la devolución de un favor que un día su padre le hizo al jefe de Spice.
9.- Llega un mejicano.
El Coyote visita al señor Libby, que se encuentra en una delicada situación ya que sus clientes desean retirar el dinero del banco al hacerse público que es un tramposo jugando a las cartas. Su última posibilidad es que don César le compre unas acciones de la Unión Pacific. Bob Libby llega a su casa silenciosamente y escucha a su padre hablando con una persona. Reconoce la voz de don César, quien comenta que Bob debe de casarse con Paquita y que su hermano Sonora le obligara a ello. Bob tratará de asesinar a Sonora a quien esperará en el camino al Rancho de San Antonio.
10.- De noche todos los gatos son pardos.
Cuando Bob ve a un jinete vestido a la moda mejicana dirigirse durante la noche hacia el rancho de San Antonio, le dispara. Se da cuenta que no ha disparado sobre Sonora sino sobre el Coyote, quien yace inconsciente en el suelo. Tratará de quitarle la máscara para descubrir su identidad.
APORTACION ADICIONAL:
La economía de EE.UU. a finales del siglo XIX
El hecho más sobresaliente de la historia económica de los Estados Unidos a fines del siglo XIX y en el período del imperialismo es el aceleramiento de su industrialización. En el tiempo citado los Estados Unidos atravesó un auge industrial, colocándose a fines del siglo XIX a la cabeza del mundo por el volumen de la producción de su industria.
¿Cómo ocurrió este ‘milagro americano’?
El auge industrial de los Estados Unidos se basó, en medida considerable, en los recursos económicos de otros países. Numerosos inventos técnicos de origen europeo: ingleses, alemanes, rusos, etc., fueron aprovechados en ese país. Además se llevó a cabo una amplia utilización de capitales extranjeros.
Otro aspecto importantísimo en el que se apoyó los Estados Unidos para montar su industria fue el uso de mano de obra extranjera. Los Estados Unidos montaron su industria apoyándose en los recursos humanos del mundo entero. Entre 1850 y 1880, la inmigración a Estados Unidos fue muy intensa, y se mantuvo a un nivel constante. Cada decenio llegaron unas 2.500.000 personas. Durante los últimos 40 años del siglo XIX entraron más de 14 millones de inmigrantes.
Los progresos industriales de los Estados Unidos se basaron también en el factor geográfico. La extraordinaria longitud del litoral marítimo, que alcanza cerca de 18.000 millas, ofrecía numerosas ventajas al desarrollo de la navegación, de la pesca, el comercio exterior, etc.
También los recursos minerales de los Estados Unidos eran enormes y diversos. Había ricos yacimientos de carbón, de petróleo, de hierro, de cobre, de plomo, de zinc, de fosfato, de sal, de piedra, de arcilla y de azufre.
La culminación de la guerra civil (1861-1865) tuvo una influencia decisiva en el desarrollo industrial de Estados Unidos. Esta contienda imprimió un fuerte impulso a la industria, provocando una fuerte demanda de numerosas mercancías y un alza vertical de los precios.
En el fomento de la industria de los Estados Unidos se notó la activa influencia de la especialización de las empresas y de los obreros, que adquirió mayores proporciones que en otros países.
Ahora bien, lo que asumió proporciones verdaderamente extraordinarias fue la explotación de los obreros. El sistema explotador implantado en la industria estadounidense significo para los fabricantes más que las minas de oro en California. Jamás la expoliación de los trabajadores llegó al grado de los Estados Unidos. Lo atestigua el aumento de la intensidad del trabajo, de tres a cinco veces superior al de los restantes países.
En cuanto a las variadas expresiones del auge industrial estadounidense, la más exitosa fue la construcción de ferrocarriles, que alcanzó proporciones astronómicas. En 1900, los Estados Unidos disponían ya de una red ferroviaria con más de 300.000 kilómetros de vías.
Fuente: María Linares
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