TÍTULO: LUCES DE CALIFORNIA
SINOPSIS: Los cuatreros dirigidos por Robert Toombs se dirigen hacia Arizona con el ganado. El Coyote tratará de impedírselo retrasando su huida hasta que puedan llegar los refuerzos desde Los Ángeles.
PERSONAJES:
+: César de Echagüe.
-: Robert Toombs,
FRASE:
- El dinero silencia muchos escrúpulos.
- Cuando dos enemigos son igualmente inteligentes triunfa el que cuenta con mayores fuerzas.
- Tanto va el cántaro a la fuente que al fin se rompe.
OPINIÓN: Novela con mucha acción en las que el Coyote se enfrentará a un elevado número de enemigos, motivo por el que peca en exceso de fantástica.
OBSERVACIONES: Es la continuación de la anterior novela “Reunión en Los Ángeles” y junto a las dos anteriores “Guadalupe” y “El rescate de Guadalupe” forman el bloque de novelas en las que el Coyote se enfrentará a uno de los enemigos más inteligentes y peligrosos, Robert Toombs.
CAPÍTULOS:
1.- Tres voces luminosas.
Llegan a Los Ángeles tres cantantes mexicanas, “Las luces de California”, formadas por Maria de los Ángeles Mayoz y sus primas, las hermanas Luisa y Angelines Ríos. Don César las contrató para amenizar la fiesta que se vio suspendida por el robo de ganado el día anterior. El joven César de Echagüe y Acevedo las ve en la ciudad y tras ir con ellas a la Bella Unión, donde también las contratan, las acompaña a la Posada, quedándose prendado de Maria de los Ángeles.
2.- Un mensajero del Coyote.
Oscar Kimball llega al Rancho de San Antonio y comunica cómo han muerto muchos de los militares que perseguían a los cuatreros, logrando escapar estos últimos. Se organizan hombres para perseguir a los ladrones de ganado mientras que el Coyote tratará de retrasar el avance de los cuatreros.
3.- Ladrones de ganado.
Robert Toombs y sus hombres, acompañados de Lindy La Follete se dirigen con el ganado robado hacia Arizona. Hacen una parada en Santa Rosa donde el sheriff y sus ayudantes, por temor, no intentan nada en contra de los cuatreros. Lindy, que sabe que Toombs intervino en la muerte de sus familiares tratará de vengarse.
4.- Una sorpresa para el Coyote.
Aparece el Coyote ante 15 de los hombres de Toombs, quienes tenían atemorizados a los representantes de la Ley del poblado. Obliga al sheriff a desarmar y encerrar a los hombres de Toombs en la cárcel. Lindy le pide al Coyote que lleve ante la Justicia a Toombs. El Coyote se compromete a ayudarla en ese cometido.
5.- Una voz acusadora.
Lindy se presenta ante Toombs para decirle que el Coyote ha encerrado a algunos de sus hombres. Realmente lo hace para precipitar los acontecimientos y la Justicia recaiga sobre Toombs. Éste envía a “Corto” con 50 de sus hombres a Santa Rosa para que liberen a sus compañeros y maten al Coyote. Sin embargo, este les esperaba parapetado en una vivienda desde la cual consigue matar a numerosos cuatreros. Pero el mayor número de bandidos, que se verá incrementado cuando aparece Toombs con más hombres complica mucho la situación del enmascarado. En el último momento los habitantes del poblado se ponen del lado del Coyote y se enfrentan a los bandidos, haciéndoles huir.
6.- Después de la derrota.
Toombs es conocedor de la traición de Lindy pero tratará de utilizarla de cebo para atraer al Coyote. “Largo” que está enamorado de Lindy le avisa, pero Toombs mata a los dos. Después le comenta a “Corto” que fue Lindy la que mató a “Largo” y el tuvo que matar a la mujer. “Corto” se dispone a enterrar a su amigo.
7.- La estampida.
El Coyote sale de Santa Rosa con los caballos de los cuatreros que encerró en la cárcel y se hace con los petardos y fuegos artificiales que se encontraban en el almacén del poblado. Con ellos se dirige hacia donde se encuentra el ganado robado y suelta a los caballos tras encender las mechas de los fuegos artificiales, dando lugar a una impresionante estampida del ganado robado.
8.- Frente a frente.
Toombs y “Corto” observan la estampida desde lo alto de un cerro. Dando por perdido el ganado se dirigen hacia Indio y entran en la única taberna del pueblo. Allí “Corto” le dice que sabe que fue Toombs quien mato a “Largo”. Cuando Toombs trata de matarle, escucha detrás de él la voz del Coyote, quien le apunta con un arma.
9.- El duelo del pañuelo.
El Coyote le ofrece a Toombs una posibilidad de defenderse y en lugar de asesinarle a sangre fría le propone un duelo del pañuelo. Este consiste en que cada oponente lleva en su mano derecha un cuchillo y con la mano izquierda agarra la muñeca derecha del oponente. Con la boca cada uno sujeta la punta de un pañuelo que si se suelta significa la rendición. El enfrentamiento resulta muy igualado pero se comienza a decantar por el enmascarado. Toombs trata de realizar una última trampa y después de soltar el pañuelo hace uso de un arma de fuego con el que mata a “Corto” y hiere al Coyote, quien le lanza el cuchillo hiriéndole de muerte.
10.- Después.
El docto García Oviedo cura a don César comentándole que la herida es complicada y necesita reposo. Lupe le comenta a don César que su hijo se ha enamorado de María de los Ángeles, una de las “Luces de California”.
APORTACION ADICIONAL:
Duelos
No he podido encontrar referencias al tipo de duelo del Pañuelo al que se hace referencia en la novela. De hecho, el Código nacional mexicano del duelo de 1891 señala los siguientes tipos de armas para realizarlo: «a espada, a sable, a sable sin punta, a pistola y a pie firme, a pistola a voluntad, a pistola avanzando, a pistola y marcha interrumpida, a pistola en línea paralela, a pistola al mando, a caballo, con carabina, con fusil, a pistola a distancias muy próximas y con pistola, estando una sola cargada». Pero no se indica el cuchillo. Sin embargo, la acción de esta aventura discurre en un tiempo anterior al Código y ya indica el autor que este duelo era un tipo de duelo antiguo y brutal y seguramente se realizaba en tiempos pasados.
Acerca de los duelos en general:
Los duelos podían efectuarse con la espada de duelo europea o —desde el siglo XVIII en adelante— con pistolas. Con este fin se fabricaban artesanalmente bellos pares de pistolas de duelo para uso de los nobles ricos.
Después de la ofensa real o imaginaria, los partidarios del ofendido demandaban «satisfacción» del ofensor, explicitando la demanda con un gesto insultante al que era imposible permanecer indiferente; golpear al ofensor en el rostro con un guante, o tirar el guante al piso delante de él —de aquí la frase «tirar el guante»— que con el tiempo se ha convertido en sinónimo de cualquier desafío.
Cada parte en disputa debía elegir un representante de confianza (segundo, o padrino) que acordaría el sitio del «campo de honor», cuyo principal criterio de elección era que estuviera aislado para impedir interrupciones.
Por la misma razón, los duelos se efectuaban tradicionalmente al amanecer. También era deber de cada parte comprobar que las armas fueran iguales y que el duelo resultara justo.
A elección de la parte ofendida, el duelo podía ser:
- «A la primera sangre», en cuyo caso finalizaba tan pronto como uno de los duelistas resultaba herido, incluso si la herida fuera leve.
- Hasta que uno de los contrincantes fuera «severamente herido», de forma tal que se encontrase físicamente incapacitado para continuarlo.
- «A muerte», en cuyo caso no habría satisfacción hasta que la otra parte estuviera mortalmente herida.
En el caso de duelos «a pistola», cada parte podía disparar un tiro. Incluso si ninguno acertaba el disparo, si el desafiante se considerase satisfecho, el duelo podía declararse terminado. También un duelo a pistola podía continuar hasta que uno de los duelistas fuera herido o muerto, pero un intercambio de más de tres series de disparos era considerado bárbaro, además de ridículo por la falta de puntería.
Bajo estas condiciones, una o ambas partes podían intencionalmente errar el disparo con el objetivo de cumplir las formalidades del duelo sin pérdida de vida u honor, práctica habitual de algunos duelistas que recibía el nombre de delope. Hacer esto, obviamente, resultaba muy arriesgado si el oponente no estaba dispuesto a hacer lo mismo. El delope fue expresamente prohibido por el Código de duelo de 1777.
Para un duelo de pistolas, las partes debían ubicarse espalda contra espalda con sus armas cargadas en la mano, y caminar un número prefijado de pasos, volverse al oponente y disparar. Típicamente, cuanto más grave era el insulto, menos eran los pasos a caminar. En muchos casos los padrinos solían demarcar el suelo previamente, indicando el punto donde los duelistas debían detenerse, girar y disparar. A una señal, frecuentemente un silbato, los oponentes podían avanzar hasta las marcas y disparar a voluntad. Otra técnica consistía en efectuar disparos alternativamente, comenzando por la parte ofendida.
Fuente:
Wikipedia
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